Juicio Final II - el eslabón perdido del asesinato de JFK - Piper Michael Collins
- Volumen II
Los hechos son los hechos: de los 22 abogados de la Comisión Warren, nueve eran judíos. Uno estaba casado con una judía. Varios otros tenían vínculos con el lobby israelí. Es más, uno de los miembros más activos de la Comisión -Gerald R. Ford- era el protector de una figura vinculada desde hacía tiempo al Mossad y al Sindicato del Crimen de Lansky. Otro miembro de la Comisión, John McCloy, estaba íntimamente asociado con algunas de las familias más poderosas de la élite judía. Si la Comisión Warren hubiera sido sincera en su investigación de la conspiración de JFK -y si hubiera descubierto una conexión israelí- la enorme presencia judía en la Comisión podría haber proporcionado los medios para ocultar la conexión israelí.
Lo que la mayoría de los investigadores nunca se han molestado en examinar son los antecedentes de los 22 abogados que en realidad estuvieron a cargo de la investigación diaria y de la preparación del informe final, y que filtraron los datos entre bastidores hasta los grandes nombres que pusieron sus firmas en el informe. Los hechos demuestran que había una importante presencia judía en este nivel de personal que podría haber tenido un impacto sustancial en el manejo de cualquier prueba de la participación del Mossad o de las conexiones del Mossad que se sometieron a escrutinio durante la investigación, suponiendo que la declaración de la Liga Antidifamación (ADL) de B'nai B'rith, de que -los judíos estadounidenses son sensibles a las preocupaciones del Estado de Israel- sea cierta.
Que conste que este autor no cree en la teoría de que todos los judíos estadounidenses sean necesariamente partidarios de Israel o estén obligados a serlo. De hecho, para reiterar lo que ya se ha dicho aquí, algunos de los críticos más abiertos de Israel y sus males han sido estadounidenses de ascendencia judía.
EAN: 9781805402091